Tabla de contenidos [Mostrar]
El Amor Propio: No Se Trata de Ego, Se Trata de Dignidad
Nos enseñaron, desde muy pequeños, la importancia de amar a los demás. De cuidar al prójimo, de dar generosamente, incluso de sacrificarnos si es necesario por el bien común o por las personas que queremos. Y todo eso es valioso y necesario para una convivencia humana sana. Pero muy pocos nos enseñaron algo igualmente esencial, quizás incluso más fundamental: amarse a uno mismo no es egoísmo, es supervivencia emocional. Es la base sobre la que se construye todo lo demás.
Y no, no se trata de caer en el narcisismo, de creerte más que nadie, de mirar a los demás con superioridad o de ponerte siempre por encima de otros de forma desconsiderada. El amor propio genuino no es soberbio. No necesita pisar a nadie para sentirse valioso.
Se trata, más bien, de reconocer tu propio valor inherente, aunque otros no lo vean o no lo validen. Es saber cuándo irte de un lugar que te daña, cuándo decir “no” a una petición que te sobrepasa, cuándo parar para descansar, cuándo elegirte a ti mismo sin sentir una culpa desmedida.
Cuando No Me Elegí (y Pagué el Precio)
Hubo un tiempo en mi vida en el que confundía peligrosamente el amor propio con ser ultra-productivo y complaciente. Creía erróneamente que mi valor residía en cuánto hacía, en cuánto ayudaba a todo el mundo, en cuánto cumplía con las expectativas externas (reales o imaginadas). Si lograba todo eso, entonces sentía que "valía".
Recuerdo una etapa particularmente intensa en la que trabajaba sin parar, estaba disponible para todos a cualquier hora… menos para mí. Me sentía profundamente vacío y agotado y, aun así, seguía adelante, ignorando las señales de mi cuerpo y mi alma. Hasta que un día, en medio de una formación que impartía, me quedé literalmente en blanco. La mente se me apagó por completo, como un fusible que salta.
Me tuve que sentar en una silla al final del taller, y sentí una mezcla abrumadora de agotamiento extremo, una tristeza profunda y… una aterradora sensación de ausencia de mí mismo. Me había perdido por completo de tanto dar hacia afuera, olvidándome de nutrirme por dentro.
Esa fue mi señal de alarma definitiva. Mi cuerpo, sabio él, me estaba diciendo a gritos lo que mi alma ya sabía pero yo ignoraba: “Martín, no puedes seguir ignorándote de esta manera. Necesitas volver a ti.”
Ahí empezó un proceso largo (que aún continúa cada día): aprender a amarme también cuando no brillo, cuando dudo, cuando me caigo, cuando no soy productivo. Aprender que mi valor no depende de lo que hago, sino de quién soy.
¿Qué Es Realmente el Amor Propio?
Es esa mirada interna y compasiva con la que te dices a ti mismo:
"No soy perfecto, y cometo errores, pero aún así merezco amor y respeto. No siempre lo hago todo bien, pero merezco tratarme con dignidad. Estoy aprendiendo, estoy creciendo… y eso ya es suficiente."
El amor propio no es un destino final al que se llega un día y ya está. Es una práctica diaria. Una decisión consciente que renuevas cada mañana. Un compromiso íntimo contigo mismo, como quien cuida con esmero un jardín interior.
Cómo Cultivar el Amor Propio (Sin Esperar Que Otros Te Lo Den Primero)
- Háblate Bonito (o al menos, no te hables feo): Deja de castigarte mentalmente con palabras crueles. Presta atención a tu diálogo interno. Intenta hablarte como le hablarías a alguien a quien amas profundamente y quieres ver feliz.
- Pon Límites Claros y Sostenibles: Aprender a decir “no” (a peticiones, a relaciones, a situaciones) también es un acto fundamental de amor propio. Porque cada vez que te eliges y proteges tu energía, te fortaleces internamente.
- Permítete Descansar Sin Culpa: No todo en la vida se trata de hacer, producir, lograr. A veces, amarte profundamente es simplemente parar, respirar, no hacer nada y recargar energías.
- Deja de Compararte Constantemente: Tu camino es único e incomparable. Tu valor no se mide en likes, seguidores, posesiones o logros ajenos. Mídete contigo mismo, con tu propio crecimiento.
- Escúchate Atentamente: Hay una voz sabia dentro de ti (llámala intuición, corazón, alma) que sabe lo que necesitas. A veces solo pide que bajes el volumen del ruido externo para poder oírla con claridad.
- Recuerda Que Mereces Amor… Incluso (y Sobre Todo) Cuando Te Equivocas: El amor propio incondicional se demuestra especialmente en los momentos difíciles, cuando fallas, cuando no estás a la altura de tus propias expectativas. Ahí es cuando más necesitas tu propia compasión.
Amor Propio No Es Aislamiento, Es Base Segura
Amarte a ti mismo no significa cerrarte a los demás ni volverte un ermitaño emocional. Significa que, al tener una base sólida de autoestima y autorespeto, ya no estás dispuesto a mendigar afecto o aprobación a cualquier precio. Que ya no necesitas demostrar constantemente tu valía para ser querido.
Y que cuando alguien te ama de verdad, tú también puedes estar ahí plenamente en la relación… porque tú ya te amas y te sostienes primero.
El amor propio es la base firme. Sin él, cualquier amor que recibas del exterior se sentirá inestable o insuficiente. Con él, incluso en momentos de soledad externa, te sientes en casa contigo mismo.
Y si hoy te cuesta un poco mirarte con cariño, si esa voz crítica interna está muy alta, quiero dejarte esta frase que yo mismo me repito en mis días grises como un mantra necesario:
“No tengo que ser perfecto para merecer amor. Solo tengo que recordarme que ya soy suficiente tal como soy en este momento.”
— Martín, fundador de Sentir Vital