Tabla de contenidos [Mostrar]
Las Emociones: Nuestras Maestras Silenciosas
Durante mucho tiempo creí que tenía que controlar mis emociones a toda costa. Que sentir "demasiado" era un problema, que llorar era una muestra de debilidad, que enojarse estaba intrínsecamente mal, que había que proyectar una imagen de estar “bien” siempre, pasara lo que pasara.
Pero con los años, y con muchos silencios que aprendí a escuchar dentro de mí, entendí algo que me cambió la perspectiva y la vida: las emociones no son enemigas a vencer. Son mensajes. Son maestras. Son una parte fundamental de lo que nos hace profundamente humanos.
¿Qué Son Realmente las Emociones?
Las emociones son respuestas naturales y adaptativas que surgen ante lo que vivimos, pensamos o imaginamos. No son inherentemente “buenas” ni “malas”; simplemente son. Nos avisan, nos orientan, nos protegen, nos conectan con nosotros mismos y con los demás.
- La tristeza aparece cuando algo duele, cuando algo importante se pierde o cambia. Nos invita a parar, a soltar, a procesar, a sanar.
- La alegría nos dice “esto es bueno para ti, esto te nutre”. Nos llena de energía, de vitalidad, de ganas de compartir.
- El miedo nos protege de peligros reales o percibidos, nos hace estar atentos. Pero también nos puede mostrar nuestros límites mentales autoimpuestos.
- La rabia a menudo señala una injusticia, un límite traspasado, algo que nos duele profundamente o que necesita un cambio urgente.
- El amor… el amor lo envuelve y lo transforma todo. Es la emoción que une, que construye puentes, que repara heridas, que nos conecta con lo esencial.
Cada emoción trae consigo una información valiosa. Negarlas o reprimirlas es como taparse los oídos mientras nuestro corazón intenta hablarnos.
Lo Que Aprendí de Sentir (de Verdad)
No siempre fue fácil para mí aceptar lo que sentía. Hubo muchos momentos en los que tragué lágrimas, en los que fingí estar bien cuando no lo estaba, en los que pensé que si mostraba mis emociones sería percibido como menos “fuerte” o competente.
Pero descubrí, con el tiempo y la práctica, que la verdadera fortaleza reside en permitirte sentir. Sin vergüenza. Sin juicio severo. Sin necesidad de disfraces.
Ahora, cuando siento tristeza, intento abrazarme con compasión. Cuando tengo miedo, me esfuerzo por escuchar qué me quiere decir. Cuando algo me hace genuinamente feliz, me lo permito disfrutar plenamente. Y cuando me cuesta gestionar una emoción… me lo perdono y sigo aprendiendo.
El Problema No Es Sentir, Es Qué Hacemos Con lo Que Sentimos
Nos han enseñado a etiquetar las emociones como “positivas” o “negativas”, y esa dicotomía a menudo nos hace daño. Porque no es malo sentir enojo, ni tener miedo, ni llorar. Lo que nos puede hacer daño a nosotros o a otros es no saber qué hacer con eso que sentimos. Reprimirlo hasta que estalla de forma descontrolada… o expresarlo sin consciencia, lastimando a quienes nos rodean.
Vivir emocionalmente sano no es evitar sentir. Es aprender a escuchar, comprender y canalizar nuestras emociones con respeto, inteligencia emocional y amor.
¿Cómo Podemos Convivir Mejor con Nuestras Emociones?
Aquí te comparto algunas prácticas que a mí me han servido en este camino:
- Nombrar lo que siento: A veces, simplemente decir “estoy triste” o “siento miedo” ya es un primer paso liberador.
- No juzgar la emoción: Recordarme que no está bien ni mal sentir lo que siento. Simplemente está presente en este momento.
- Buscar el mensaje detrás: ¿Qué me está queriendo decir esta emoción? ¿Qué necesidad profunda mía no está siendo atendida?
- Compartir con alguien de confianza: A veces, hablarlo con alguien que nos escuche sin juicio, simplemente, lo suaviza y nos ayuda a procesarlo.
- Cuidar mi cuerpo: Las emociones también se sienten físicamente. Respirar profundamente, caminar, descansar, beber agua… ayudan más de lo que creemos.
Las emociones no son un obstáculo en nuestro camino, son una brújula interna.
No están para que las reprimas ciegamente, están para que las escuches con sabiduría.
Y cuando aprendes a vivir con ellas, sin miedo, sin juicio constante, con amor… te vuelves más tú, más auténtico, más completo.
No se trata de estar siempre bien o feliz.
Se trata de estar presente con lo que hay, momento a momento.
Y de saber que cada emoción —sí, incluso las más incómodas— viene a contarte algo valioso sobre ti y tu mundo interior.
Gracias por leerme.
Gracias por sentir.
Gracias por seguir caminando, emoción a emoción, en este viaje llamado vida.
— Martín, fundador de Sentir Vital